Enlace Patrocinado
En este Pataki de Ikú te hablaremos acerca de cómo el astuto adivino Orula la pudo engañar, pero antes de esto, debemos comenzar por decirte que Ikú en la Religión Yoruba es la representación de la muerte misma.
Esta aparece de imprevisto y cuando lo hace se lleva consigo a todos aquellos que han concluido su tiempo de vida, siendo así la encargada de conducir a los humanos hasta el más allá.
Ikú llega con apariencia oscura de esqueleto de un hombre, vestido de negro que camina fuera de la casa de aquellos a los que le llegó la hora.
Y es en ese momento, cuando entra por algún orificio de la casa, para así poder llevarse las almas consigo.
Y así fue como ocurre en este Pataki de Ikú, dónde este fue a llevarse a Orula, el adivino, a quién la muerte reclamó su vida, pero gracias a su astucia tuvieron que hacer un pacto.
Cabe mencionar, que en este Pataki de Ikú no solo te mostraremos cómo Orula engañó a la muerte, sino cómo este fue la única deidad que pactó con Ikú.
El sabio adivino y mensajero de la palabra de ifá, quien le ordenó a la misma muerte a respetar a todos sus hijos que tuviese en su mano izquierda el ilde y collar de Orunmila.
Si deseas conocer mucho más acerca de este Patakí de Ikú, y cómo todos los hijos de Orula tiene protección contra está, deberás seguir leyendo este artículo.
Pataki de Ikú(La muerte) y Orula el adivino por excelencia
Cuenta este Pataki de Ikú que el conocido y gran adivino Orula, vivía felizmente en un pueblo que le temía y hablaba mal de él, incluso llegaron a desear que la muerte se lo llevara cuando antes.
Pero el adivino fue mucho más astuto, vió en su tablero sagrado la presencia de Ikú y se dijo a sí mismo que debía hacer ebbó (limpieza).
Para esto debía hacerse una rogación con un ñame, y luego, deberá untarse en su cara con los pelos de la vianda (mismo que es un fruto).
Así fue como en este Pataki de Ikú, muestra como la muerte fue a buscar a Orula por primera vez, engañándole, así fue como le dijo que ahí no vivía ningún Orula y por ende la muerte se fué.
Pero Ikú no se quería ir con las manos vacías, fue tocando las puertas de los vecinos para averiguar acerca de su paradero.
Así fue como se dio cuenta que Orula lo había engañado, por lo cual regresó para observar su casa de cerca; hasta darse cuenta que en ese lugar vivía el adivino Orula.
Orula vio regresar a la muerte y astutamente ideó otra forma para tratar de esquivar, así fue que la invitó a comer y en ese cena había abundante bebida.
Este Pataki de Ikú habla de cómo la muerte se quedó profundamente dormida, en ese momento Orula aprovechó para robarle su arma más poderosa, con la cuál mataba a las personas.
Luego de que Ikú despertara pudo observar que no tenía su arma, por lo cual tuvo que rogar al adivino para que se la devolviera.
El pacto de protección a los hijos de Orula por medio de este Patakí de Ikú
Así después de un largo tiempo rogando a Orula, este decidió hacer un pacto con Ikú para asegurar no solo su vida, sino también la de todos sus hijos.
Le dijo a Ikú que si le devolviese su arma él no podría matar a ninguno de sus hijos, a menos que fuese él mismo quien lo autorice.
Estás fueron las palabras del adivino por excelencia Orula, en este Pataki de Ikú:
» A partir de hoy y en adelante le pondré una marca con mis colores, verde y amarillo, a todos y cada uno de mis hijos en su mano izquierda; con esta marca deberás respetar su vida, hasta la hora que les haya llegado su momento de abandona la tierra».
Fue gracias al ebbó que se salvó Orula, y por medio de los collares y manillas que el adivino entrega a sus hijos, los salva de la maldad, oscuridades e infortunios.
Cabe destacar, que todo este relato fue conocido y lleva el nombre del Pataki de Ikú, dando a conocer como los hijos del adivino no pueden dejar este mundo si en realidad su momento no ha llegado.