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Este Pataki de Shangó habla del conocido Orisha guerrero, un hombre de muchas y batallas incansables para demostrar que es el mejor en lo que hace; considerado como el rey de la religión yoruba.

Además de esto, es considerado como el Orisha con más popularidad en la santería o Regla de Osha. 

Pataki de Shango
Pataki de Shangó

A esta poderosa divinidad se le atribuye la justicia, danza, la fuerza viril, los truenos, los rayos y también el fuego.

Dueño de los tambores batá, danza tal cual y como si estuviese luchando, de la mano de su espada poderosa apartando toda clase de maldiciones, y en este pataki de Shangó te hablaremos más sobre esta deidad.

Así cómo su color que lo representa, el rojo, Shangó es representativo de la intensidad de la vida misma, la belleza masculina, la pasión y la inteligencia misma.

Pero eso sí, debemos recordar que al hablar de cualquier pataki de Shangó, podemos notar que se representa como la justicia en todos los sentidos.

Un antiguo pataki de Shangó Yoruba cuenta que esta deidad bajó a la tierra, cuando la humanidad olvidó todas las enseñanzas de dios y su misión era limpiar la sociedad por completo.

Y de esta forma, lograr que el pueblo siguiera nuevamente todas y cada una las enseñanzas del dios único supremo (Olodumare).

A continuación, te hablaremos sobre un pataki conocido que ocurrió entre dos deidades conocidas que forman parte de la Religión Yoruba.

Pataki de Shangó el justiciero y Oggún el guerrero ¡Conoce todo acerca de esta historia! 

Cuenta un pataki de Shangó que este derrotó en batalla a Oggún, el cual es el dios del hierro y el monte, también guerrero y luchador incansable.

Luego de esta poderosa batalla Shangó siguió su vida totalmente despreocupada de fiestas y mujeres, por otro lado, Oggún regresó a trabajar en su fragua y como tal a seguir su trabajo en sí.

Ambos se evitaban en todo momento y no hablaban más el uno con el otro, si estas deidades llegasen a verse.

Se conoce que en el pataki de Shangó que al siquiera cruzarse, se puede observar relámpagos y se escuchan truenos; las energías naturales de estos orishas se volvían majestuosas e impetuosas.

Tratando de descubrir las razones en lo que respecta entre la pelea de Shangó y Oggún, Obatalá, el padre de todos, llamó a Shangó para poder escuchar sus explicaciones.

Le dijo al dios del rato que se encontraba muy triste por su pelea con Oggún, y afirmó que toda la culpa la tenía su temperamento impulsivo y carácter fuerte.

A lo que Shangó contestó sin chistar: 

«Es todo su culpa, Babá, él se atrevió a ofender a mi madre, luego de eso fue detrás de Oyá e intentó interponerse entre Oshun y yo».

Obatalá estuvo totalmente de acuerdo en que Oggún no debió ofender a la madre de Shangó, pero eso sí, afirmó que este no era totalmente inocente.

Ya que Oyá era la esposa de Oggún y Oshun le había tentado, fue por esta razón que se le condenó a Oggún a llevar a cabo trabajo forzado durante toda su vida.

¡Tú tomas a su esposa y a su amante, además de robar su color y espada! Insistió Obatalá en total defensa de Oggún.

Debido a tal información Shangó tomó silencio por un tiempo, pero rápidamente contestó que Oggún había matado a su perro, para así lograr ser el dueño de los perros.

Pero luego de todo, este pataki de Shangó muestra como Obatalá logra tomar la mejor de las decisiones.

Shangó recibe justicia y sabiduría por parte de su padre Obatalá

Babá sabía y logró calcular la ira que sentiría Shangó, por lo cual le dijo:

«Comprendo tu resentimiento, pero debes saber que la energía incontrolada puede llegar a ser destructiva».

Además de todo esto, en este pataki de Shangó también se dió a conocer el secreto de como este debía controlar la energía y su impulso guerrero, ofreciéndole así un regalo.

Obatalá procedió a sacarse una cuenta blanca de su collar que siempre llevaba consigo, y se la dió a Shangó, luego de dijo: 

«Haz uso de esta cuenta blanca, como un símbolo de paz y sabiduría, en conjunto con las cuentas rojas de tu collar».

Obatalá le dijo a Shangó que desde ese mismo momento, su virtud sería la justicia y no la venganza.